jueves, julio 02, 2009

Zebensui López Trujillo


Nació en 1983 en el Puerto de La Cruz (Tenerife).
En el año 2006 se licenció en Historia por la Universidad de La Laguna. Ha militado en diferentes organizaciones de izquierda nacionalista, siendo miembro de Azarug-Taoro y de Iniciativa por La Orotava (IpO). Además, ha sido coordinador de la Biblioteca Popular Canaria Javier Montes de Oca entre 2005 y 2008, miembro de la Asamblea del Espacio sociocultural La Casa, de la editorial alternativa Libreando Ediciones y de la Asamblea Canaria por el Reparto de la Riqueza. En la actualidad, alterna su actividad profesional y militante con la elaboración de su tesis doctoral en la Universidad de La Laguna. Ha publicado: La Casa: creando espacios para la transformación social desde el barrio de la Villa Arriba (La Orotava, Canarias), junto a José Ramón Hernández y José Miguel Martín (2008); Historiografía y construcción nacional en Canarias: una primera aproximación (2009, en prensa) y Las añepas del Ayuntamiento de La Orotava: simbolismo y trayectoria de una custodia (2009, en prensa).


1-¿Qué es Canarias para usted?

Desde un punto de vista esencialista, y aprovechando las palabras de José Martí, Canarias “es aquella porción de la humanidad me vemos más cerca, y en que nos tocó nacer”, y que en mi caso necesito como agua de mayo, para cumplir una necesidad casi innata de autodefinición.
Por definición, y desde un posicionamiento menos apasionado, Canarias es un proyecto de nación (sin estado) en proceso de construcción cognitiva.

3-¿Qué cree que define a los canarios?

A lo largo del tiempo hemos articulado diversos arquetipos para definir a los “canarios”, intentando trascender lo individual para colocarnos en el plano de lo estrictamente colectivo. Aunque advertimos que éste es un acto de subjetividad excesiva, no podemos negar, por otro lado, que es un ejercicio necesario para autorreafirmarnos desde el presente. En América, éramos el emigrante ejemplar, el laborioso guajiro, el fiero soldado libertador…; en Canarias, el mago trabajador…; con la mirada puesta en África, éramos los descendientes directos de los guanches y, en consecuencia, norteafricanos integrados en la heterogénea comunidad étnica amazigh… Sin duda, podemos ser todas esas cosas y otras muchas, porque la definición del “canario” la elaboramos y asumimos nosotros mismos desde nuestra contemporaneidad, aunque, claro está, partiendo de una etnicidad objetivable que determina esa construcción.

3-¿Tiene el pueblo canario derecho a decidir su futuro y en qué modelo?

Todas las colectividades que entendemos como pueblos o naciones (con o sin estado) deben tener derecho a decidir libremente su futuro. Todos tenemos derechos individuales que debemos defender, pero también derechos como colectividad. En nuestro caso, Canarias es el sujeto de nuestros derechos colectivos y en ella reside nuestra soberanía como pueblo.
Canarias tiene un problema nacional que no ha superado como lo han hecho la inmensa mayoría de las antiguas colonias, por lo que el primer paso hacia el ejercicio libre de nuestra autodeterminación pasa necesariamente por una previa “descolonización”. Cualquier intento de ejercer nuestro derecho de autodeterminación en el marco actual de dependencia del Archipiélago no será un ejercicio libre de nuestra soberanía.

4-¿Qué le falta a Canarias?

Fundamentalmente culminar un proceso de construcción nacional, que persiga el ejercicio libre de nuestros derechos colectivos a través del avance hacia la independencia, desmontando paulatinamente las redes de control estatal y fortaleciendo una economía nacional menos dependiente. Y, por otro, pero igual de importante, un avance en pro de la justicia social, con una transformación del modelo neoliberal hacia posiciones colectivizantes, horizontales y participativas.

5-¿Qué hace usted por Canarias?

Modestamente, y desde mi ámbito profesional que es la Historia, he tomado la senda de la investigación del nacionalismo canario como parte de mi compromiso político, intentando, eso sí, dejar a un lado el apasionamiento y la subjetividad desmedida que desgraciadamente padecemos con demasiada frecuencia. Creo que una historia nacional alejada de la subjetividad y del apasionamiento nacionalista no es sólo posible, sino infinitamente más útil que la historia que se escribe desde principios primordialistas. La solidez ante las críticas, el reconocimiento en el ámbito académico y la obtención de explicaciones con mayor grado de certeza, son imprescindibles para abrir algo de luz en la oscuridad de la amalgama de libres interpretaciones no contrastadas que se han generado a lo largo de los años (aunque hay que reconocer que fue una necesidad inicial incuestionable y meritoria). El grado de cientificidad de nuestra historia es directamente proporcional a su validez teórica como base sobre la que asentar nuestras reivindicaciones nacionales.

6-¿Cómo definiría la relación Canarias-Estado?

Lo verdaderamente preocupante es que Canarias no ha decidido el tipo de relación que quiere para con el Estado español, sino que ha sido éste el que ha impuesto el modelo de relación en cada momento, con una clara posición de privilegio y subordinación.

7-¿Cuáles son los problemas que en el futuro tiene que abordar Canarias?

Canarias no sólo tiene un problema nacional agudo e ineludible que resolver, sino que desgraciadamente, y como consecuencia directa de esa realidad (entre otras), padece un problema social igualmente acuciante. Si bien no podemos concebir el cambio social pleno sin la resolución del aspecto nacional, tampoco podemos entenderlo a la inversa. Toda independencia que no venga de la mano de la mejora sustancial del modelo social, será un esfuerzo en vano y carente de todo sentido. Al fin y al cabo, las patrias no son las banderas o los himnos sino las personas que la conforman. No debemos perder nunca de vista que estamos construyendo una nación, pero no cualquier nación, ni a cualquier precio. La Canarias soberana del futuro debe ser un lugar mejor en el que los canarios y las canarias vivan libres nacional y socialmente.

8-¿Cuál sería la estrategia política para el futuro?

En términos marxistas, muy útiles para explicar en poco espacio mi posicionamiento, entiendo que alcanzar el control de la infraestructura (Democracia representativa neoliberal, en este caso) y transformarla, ya sea por la fuerza o por la vía electoral burguesa (fallo en el sistema), puede derivar en algo fugaz o incluso depredador sobre la población, debido la frustración que supone no poder modificar en un corto espacio de tiempo la supraestructura anterior (las consciencias, los valores, los principios…). Por lo tanto, aún cambiando la infraestructura, la supraestructura se mantiene inalterable y se convierte en el primer escollo para el triunfo del cambio. De esta manera, creo que el proceso debe ser a la inversa, produciendo los cambios previamente en el plano de las mentalidades, para que la contradicción con la infraestructura hegemónica (en este caso colonial y “burguesa”), termine por reemplazarla desde abajo, con las aspiraciones, la fortaleza y la continuidad que emanan de la mayoría. En definitiva, la supraestructura transformada desde abajo terminará por minar la infraestrutura anterior y permitirá un cambio efectivo y duradero de la nueva Comunidad.
En nuestro contexto, la vía electoral no representa viabilidad suficiente como para desgastar nuestros esfuerzos en ella, salvo que estemos hablando de construcciones paralelas con la combinación de una propuesta electoral de ámbito municipal (en principio) y un trabajo de base con la Comunidad en cuestión. Este trabajo debe ser de manera horizontal y contribuyendo al cambio de las consciencias que permitan la construcción de ese “poder” colectivo, en el que las “vanguardias” y sus posiciones dogmáticas no tengan cabida.

9-¿Cómo definiría el proceso de Autonomía Canaria?

El Estado español estaba en un proceso de cambio y necesitaba buscar un modelo en el que compaginar las aspiraciones del nacionalismo español y las de los nacionalismos llamados periféricos. En ese proceso idearon el sistema de las Autonomías que acabaron aplicando a Canarias como una fórmula de nueva anexión legal sobre el Archipiélago, algo que ya había hecho el franquismo al convertir discursivamente sus “colonias de ultramar” en “Provincias españolas”. Así, cuando se produce la Transición, y el Gobierno español intenta frenar el avance del movimiento independentista canario que ganaba progresivamente cuotas de reconocimiento internacional, la estrategia de trasfondo consistió en obviar la realidad diferencial de Canarias e intentar integrarla en modelo de Comunidades Autónomas que se gestaba. Este mecanismo permitía justificar el manteniendo de la ocupación española del territorio canario y salvaguardar sus intereses económicos y geoestratégicos, lo que, como a nadie se le escapa, terminó por consumarse.

10-¿Ha habido algún tipo de política nacionalista en Canarias?

Hemos asistidos a algunos momentos concretos de verdadera política nacionalista en las Islas, como el caso de PCU o UPC en el ámbito electoral más visible. Por otro lado, el MPAIAC que desarrolló una actividad diplomática sin precedentes para el reconocimiento del “problema nacional canario” en la esfera internacional. Más allá de esto se han movido algunas iniciativas poco representativas como para hablar de desarrollo político nacionalista en Canarias. Evidentemente, no hago mención a CC, que parece más encarnar una suerte integradora de distintos insularismos con laxos intereses comunes (nacionales), que una verdadera política nacionalista.